TODOS
LA NOTICIA – Lima, 31 de mayo de 2023
TODOS SE ACUSAN
Por Antero Flores-Araoz
Es una
pena, pero nos estamos acostumbrando a observar que gran parte de
nuestras autoridades y entidades públicas, están en un
plan de acusaciones recíprocas y hasta diríamos
colectivas.
Lo peor es que no
solo observamos tales hechos, sino que además lo vamos viendo
normal, cuando no lo es y, encima de todo ello fomentado por cierta
prensa irresponsable que está en el plan escolar de
¿quién la pega primero? y luego ¿cómo
responde el adversario temporal?
La
conjugación del verbo acusar se ha convertido en cotidiana, pues
nuestras máximas autoridades están en el plan de yo
acuso, tu acusas, él acusa, nosotros acusamos, vosotros
acusáis y ellos acusan. Esto no es normal y debe terminar.
No es de modo
alguno que intentemos promover la impunidad pues cuando hay delito
tiene que denunciarse, procesarse y sancionarse. A lo que nos referimos
es al prurito de acusar sin ton ni son, porque simplemente te
molestó las expresiones de cualquier otra autoridad, o porque
consideraste inapropiado el pronunciamiento colectivo de algún
organismo del Estado, o simplemente porque te cayó
“chinche” quien tuvo afirmaciones que consideraste
inadecuadas ¡Qué tal osadía!
¿Qué
se consigue con actitudes como las señaladas? pues nada
más ni nada menos que nuestros altos funcionarios estén
dedicados al juego de las acusaciones y contra acusaciones y, encima,
pierdan su tiempo y esfuerzos en cosas irrelevantes, en lugar de estar
dedicados al cumplimiento de sus funciones.
Cuando los actores
estatales están en los dimes y diretes sin relevancia, quienes
perdemos somos los administrados, pues las autoridades dejan de cumplir
con sus responsabilidades y obligaciones, para estar dedicados a
defenderse de denuncias intonsas.
Lo que es peor,
con las denuncias sin sentido y exageradas frente a afirmaciones que no
son del gusto del denunciante, es que hay veces en que se consigue
activar los organismos de investigación y procesamiento y se va
hasta judicializando la política, con los resultados que ya
conocemos.
Requerimos ser
más tolerantes y no saltar como resortes con expresiones de
otras autoridades que piensan diferente de uno. Se les puede contestar,
por supuesto que si, dentro de las reglas conocidas como de urbanidad y
buenas costumbres, sin necesidad de estar llenando las páginas
de los medios escritos y los horarios noticiosos de radios y
televisión y, a toda hora del día y de la noche, en las
redes sociales, pues cada vez hay más personas que están
las 24 horas del día prendidas del celular, como si es que no
tuviesen nada positivo que hacer.
Por otro lado,
sobre todo en el Parlamento, hay quienes quieren destacar sobre los
demás, pero aunque huérfanos de buenos proyectos y de
defensa de los derechos ciudadanos, les es más fácil el
escándalo, pues frente a cualquier denuncia, así sea
manifiestamente irrelevante, se prenderán los reflectores de
medios que se nutren del escándalo para tener audiencia.
¡Volvamos a la sensatez y a la seriedad!